
Empezar en el mundo de la supervivencia es emocionante. Sientes que estás tomando el control, que estás preparándote para lo que venga, que nada te va a agarrar por sorpresa. Pero también es un terreno lleno de trampas, especialmente si, como yo, empiezas desde cero y sin experiencia previa.
En mis primeros meses como usuario básico en supervivencia, cometí más errores de los que me gustaría admitir. Algunos costaron tiempo. Otros dinero. Y unos cuantos, si hubiera estado en una situación real, podrían haberme costado caro.
Este artículo no busca asustarte, sino ayudarte a evitar esos errores comunes que todos cometemos al principio, para que puedas avanzar más rápido, con menos tropiezos y más claridad.
1. Comprar cosas antes de saber para qué sirven
Este fue mi primer error. Empecé viendo videos de YouTube y me lancé a comprar equipo: una navaja táctica de $50, una mochila de estilo militar, una linterna de 1000 lúmenes… y lo peor: una multiherramienta que nunca supe usar del todo.
¿El problema?
Compré antes de aprender. Me dejé llevar por la estética, por la idea de «estar preparado», pero sin saber realmente qué necesitaba.
Solución:
Antes de comprar nada, haz una lista de escenarios reales que podrías enfrentar. Luego identifica qué necesitas para esos casos. Compra herramientas que sepas usar, que hayas probado y que tengan sentido para ti.
2. Querer saberlo todo de golpe
Me metí en foros, blogs, libros y cursos. Quería aprender a hacer fuego, purificar agua, rastrear animales, construir refugios, hacer trampas… todo al mismo tiempo.
Resultado:
Me saturé. No logré dominar nada del todo y terminé frustrado.
Solución:
Ve paso a paso. Aprende una habilidad, practícala hasta que te salga natural, y luego pasa a la siguiente. La supervivencia no es una carrera, es un camino. Hoy tengo claro que es mejor dominar tres habilidades útiles que conocer veinte por encima.
3. Subestimar el entrenamiento físico y mental
Creía que con tener equipo ya estaba listo. Pero una salida al campo me mostró la verdad: me cansé rápido, no tenía fondo, y mi cabeza entró en pánico cuando no encontré el sendero de regreso.
La supervivencia real exige algo más que herramientas.
Solución:
- Camina. Sube cerros. Lleva tu mochila y ve cómo responde tu cuerpo.
- Practica ejercicios simples: sentadillas, flexiones, cargar peso.
- Entrena la resiliencia mental: duerme una noche con incomodidad, pasa un día sin móvil, simula una situación límite.
Tu cuerpo y tu mente son tu mejor equipo. Entrénalos.
4. No probar el equipo antes de necesitarlo
Tenía una cocinilla portátil que, en teoría, era perfecta. El día que la quise usar por primera vez… no sabía encenderla, el gas se escapaba y casi me quemo la ceja.
Otro día intenté encender fuego con un pedernal nuevo… y no generaba ni una chispa.
Solución:
Probar todo. En casa, en el patio, en una salida. Practica encender tu cocinilla, tu filtro de agua, tu linterna, tu saco de dormir. Si algo no funciona bien en casa, imagina en una emergencia.
5. Pensar que todo se trata de la naturaleza
Este es un error muy común. Creemos que la supervivencia solo pasa en el bosque o en la montaña. Pero vivimos en ciudades, y lo más probable es que una emergencia real te agarre en tu casa o en tu barrio.
Solución:
Prepara tu casa para un apagón, una interrupción de agua, una evacuación rápida. Aprende a cerrar la llave de paso, filtrar agua del grifo, cocinar sin gas. Esto es tan importante —o más— que saber hacer una trampa para conejos.
6. Ignorar los pequeños detalles
Una vez fui a acampar con todo preparado. Mochila lista, comida, refugio, fuego. Pero olvidé… el papel higiénico. Sí, suena tonto. Pero en ese momento, te das cuenta de que los detalles importan.
Otro error común: no llevar bolsas para la basura, no tener un mapa físico, no tener un silbato para pedir ayuda.
Solución:
Haz una checklist con lo esencial. Agrupa por categorías: agua, comida, higiene, herramientas, seguridad. Y revisa antes de salir. Lo que parece menor en casa, puede ser un problema en el terreno.
7. No involucrar a la familia
En mi entusiasmo, preparé todo por mi cuenta. Pero un día pensé: ¿y si yo no estoy y pasa algo? ¿Mi pareja sabría qué hacer? ¿Mis hijos sabrían dónde está la linterna o cómo usar el filtro de agua?
Solución:
Habla con tu familia. Enséñales lo básico. Hagan simulacros. Acuerden un punto de encuentro si se separan. La preparación es más efectiva si todos participan.
8. No rotar ni revisar el equipo
Dejé comida enlatada en la mochila de emergencia por casi un año. Cuando fui a revisarla, algunas estaban caducadas. Igual con las pilas de la linterna: descargadas.
Solución:
Pon un recordatorio mensual o bimensual. Revisa fechas, prueba herramientas, asegúrate de que todo esté en buen estado. Es parte del proceso. Una mochila olvidada no sirve de nada.
9. Imitar a otros sin adaptarlo a tu realidad
Seguí a muchos creadores de contenido que vivían en zonas rurales, en países diferentes, con recursos distintos. Intenté copiar su equipo, sus técnicas… y muchas no se adaptaban a mi entorno urbano.
Solución:
Adapta todo a tu realidad. ¿Vives en ciudad o campo? ¿Tienes coche o no? ¿Cuántas personas hay en tu hogar? ¿Qué clima tienes?
La supervivencia no es copiar y pegar. Es diseñar tu estrategia según tu contexto.
10. No disfrutar del proceso
Hubo un momento en que me tomé esto tan en serio que me empecé a estresar. Todo era prepararse, entrenar, revisar amenazas… hasta que recordé por qué había empezado: para sentirme más libre, más autónomo, más tranquilo.
Solución:
Disfruta. Haz salidas, cocina al aire libre, aprende por gusto. La supervivencia también es reconectar con lo básico, valorar lo simple. Y sí, es trabajo… pero también es una forma de vida más consciente y satisfactoria.
Conclusión: tropezar también es aprender
Cometer errores es parte del aprendizaje. No te frustres. Lo importante es no repetirlos, y compartirlos para que otros los eviten.
Hoy, después de tantos tropiezos, tengo un sistema mucho más simple, funcional y adaptado. Me siento más seguro, más tranquilo. Y si yo lo logré desde un nivel cero, tú también puedes.
Porque la supervivencia no es perfección. Es progreso.